Ha sido un fin de semana inolvidable. El enclave es una maravilla, parece que el tiempo se para y solo escuchas el ruido de la naturaleza con un campo que no tiene fin.
El Caserío es belleza pura, han cuidado con mimo todos y cada uno de los detalles que hay, todas las habitaciones son distintas y todas tienen UN ENCANTO ÚNICO QUE TE ATRAPA. Decorado con un gusto exquisito, todavía estoy impresionada del cariño con el que está puesto todo.
Raquel y Esteban son una bellísimas personas, generosas y entregadas con todos, PENDIENTES en todo momento de cualquier mínima cosa que puedas necesitar, me he sentido en casa. Yo soy celíaca y me hicieron UN SÚPER BIZCOCHO ESPECIAL PARA MI, SON UN AMOR.
Imposible no repetir, por favor, no dudéis en conocer este PARAÍSO.